¿Qué es un melanoma?

El melanoma es el tipo más grave de cáncer de piel.

Se origina en los melanocitos, las células que producen la melanina, el pigmento que le da color a la piel. 

El melanoma se desarrolla como resultado de una intensa exposición al sol (quemadura solar) más que como resultado de una acumulación a largo plazo de la exposición al sol, y tiende a ocurrir en personas con una predisposición genética. 

Se presenta en forma de lunares inusuales e irregulares (existentes o de nueva aparición) o por cambios de tamaño, forma o color de una parte de la piel.

Es el tumor más prevenible y, cuando se detecta y trata a tiempo, tiene buen pronóstico. Por ello, es importante aplicar medidas de prevención, como una adecuada protección solar y una buena vigilancia de la piel para detectar a tiempo aquellos lunares o manchas que puedan resultar sospechosos.

Es curable si se detecta a tiempo, por ello la importancia de revisar nuestros lunares.

Factores que inciden en la aparición de melanomas

La piel es el órgano más extenso de nuestro organismo, y está expuesta de manera constante a factores externos, ambientales y de diversa índole que inciden en la aparición de melanomas:

  • Exposición constante a la radiación ultravioleta (UV): de la luz solar y de camas solares.
  • Edad: siendo más frecuente en adultos entre los 30 y 60 años de edad.
  • Género: la incidencia de esta enfermedad es similar en hombres y mujeres, diferenciándose en la localización de la lesión. En las mujeres jóvenes predomina en las extremidades inferiores y en los hombres se ubica en el tronco, la cara, el cuello y los hombros.
  • Mutación genética o por antecedentes familiares con lesiones de melanoma.
  • Lesiones precursoras: referidas a múltiples lunares (nevus) que aparecen en la adolescencia y lunares grandes congénitos (nevus congénito gigante).

Principales síntomas

Estos son algunos síntomas a tomar en cuenta para detectar la aparición de melanomas en nuestra piel:

  • Cambios en el tamaño, forma, textura o color de un lunar existente.
  • Aparición de lunares nuevos.
  • Sensación de comezón y dolor al palpar algún lunar. Ulceraciones o sangrado.

Para identificar algún signo de advertencia de melanoma, debemos aplicar la regla «ABCDE» en los lunares existentes:

  • Asimetría: la forma del lunar es desigual.
  • Borde: los bordes son irregulares, dentados, desiguales, o borrosos.
  • Color: el lunar tiene varios tonos, de color negro, marrón, y tostado. También se puede visualizar zonas blancas, grises, rojas, o azules.
  • Diámetro: suele ser mayor a 6 milímetros (mm) o puede aumentar de tamaño.
  • Evolución: cambio de tamaño, forma, color, o aspecto, o crecimiento en un área de la piel que era normal.

¿Cómo podemos prevenir el melanoma?

Ante cualquier cambio, modificación o aparición de lunares con características inusuales es muy importante asistir a un dermatólogo, a fin de efectuar el diagnóstico correspondiente para descartar la patología. 

Estas son algunas recomendaciones para prevenir este cáncer de piel:

  • Evitar la exposición al sol, especialmente cuando la luz ultravioleta es más intensa (entre las 12 y 16 horas) y en días nublados.
  • Usar barreras físicas de protección: sombrillas, sombreros, gafas de sol, camisetas manga larga.
  • Aplicar en la piel protectores solares con filtros de protección UVA, adecuados a nuestro tipo de piel.
  • Beber agua para evitar la deshidratación.
  • Autoexamen de la piel, prestando especial atención a los lunares.

Los melanomas están directamente relacionados con la forma en que cuidas de tu capital solar

Aunque hay muchos factores implicados (químicos, físicos, médicos, nutricionales, virales), la exposición intensa y repetida de ciertas partes del cuerpo al sol parece desempeñar un papel activo en la aparición de melanomas.

Por eso es importante protegerse del sol respetando las normas de exposición solar y eligiendo una buena protección solar. 

La exposición a la radiación ultravioleta tiene efectos acumulativos, lo que significa que se suman o acumulan con el tiempo. 

Los daños en la piel comienzan a una edad temprana y, aunque no sean visibles, aumentan a lo largo de nuestra vida. 

En general, se acepta que se necesitan entre 10 y 15 años de exposición excesiva al sol para provocar un cáncer. 

¡Así que cuida tu capital solar!